viernes, 31 de agosto de 2012

La comensal espía por Pata


Lo que me gusta de estar obligada a almorzar sola es la cantidad de conversaciones ajenas que puedo escuchar sin culpas. Si estuviera en una cita o con una amiga, espiar a mis vecinos de mesa -que igualmente lo hago- sería una mala educación para mi acompañante (excepto si es igual de "investigador" que yo), y para los espiados. Y un doble desafío a mi capacidad (que igualmente cultivo) de prestar atención a historias paralelas.
Ayer fue un día de esos. Obligada a hacer hora para una entrevista laboral, me metí a uno de los poco lugares relativamente baratos y no-cool de Lastarria para mi almuerzo post yoga.
El menú del día: ensalada surtida+14 piezas de sushi (una mula, pero que salvaba)+jugo de melón.
Mientras esperaba, sentada al lado de dos chiquillas universitarias que conversaban con todo el relajo del mundo, comenzó mi estrategia de espía solitaria.
Saqué un texto, intentando pasar por una persona ocupada y culta a la vez, (texto que por supuesto no pasó de la primera hoja), me apoyé en el respaldo de la silla, volteé la cabeza en el ángulo correcto (algo así como unos 30º hacia la derecho y hacia abajo), y activé mis sensores.
La historia era sencilla: la amiga de una de ellas no aceptaba que básicamente su supuesto andante o algo así era un nefasto. La amiga preocupada por la situación amorosa de la chiquilla "X" le contaba a su acompañante -mientras se tomaban otro sorbo de una Corona, que "se les había subido a la cabeza"- que ya no le diría nada más a su pobre amiga polola de nefasto, porque ella ya sabía que pensaba de él y ella seguía como las tontas persiguiéndolo.
La oyente asentía a las sabias palabras de su acompañante, y yo asentía desde mi mesa, jurándome parte de un trío imaginario.
Pero, ¿quién no le ha dado esos consejos a una amiga en apuros?
Todas.
¿Y quién no ha estado, está o piensa tropezarse con una piedrota nefasta como la de la amiga de la historia?
Todas hemos sido el plato de segunda mesa o el copete after 12. 
Todas hemos dado lógicos consejos y los hemos aplicado irracionalmente en nuestra situación.
Y porque aunque nos lo prometamos mil veces nunca o casi nunca cumpliremos los amenazas de "hazte respetar", "se te van a pasar los decentes" o profecías de soltería eterna, siempre será mejor discutir sobre lo mismo con la excusa de compartir una Corona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario